Miedos infantiles

Miedos infantiles¿Suele ser habitual que los niños tengan miedo? Si, forma parte del aprendizaje de hacerse mayor, de crecer. La primera vez que un niño va a la piscina seguramente tendrá miedo, pero si aprende poco a poco que no pasa nada, que incluso es divertido, se olvidará en seguida del miedo. Pero, ¿qué pasa cuando estos miedos se hacen tan grandes que ya no quieren ir a la escuela, no pueden dormir, no se atreven a hablar con desconocidos, evitan cualquier animal…?

Muchos adultos no le dan ninguna importancia a los miedos que pueda tener un niño, pero cuando afectan el rendimiento escolar o llevan demasiado tiempo con lo mismo, sí que hay que prestarle atención, pues algo está pasando. Si no se trata, pueden evolucionar desarrollando otros tipos de trastornos emocionales, como fobias, ansiedad, o trastornos de personalidad.

¿Cómo se explican? Hay varios aspectos que confluyen en los miedos infantiles, por un lado el estilo educativo de los padres, como lo puede ser un estilo sobreprotector, que le resta autonomía al niño, pero también un estilo demasiado tolerante puede ser la causa, al faltarle un apoyo adecuado. También pueden influir acontecimientos estresantes, como ver una película de miedo, vivir una experiencia traumática, la muerte de un familiar, el divorcio de los padres, etc… y finalmente la personalidad del niño también se deberá tener en cuenta. Si se trata de un niño más sensible o más emotivo, será más fácilmente impresionable por lo que le afectará más lo que suceda.

Otro aspecto a tener en cuenta son las “ventajas” de tener miedo. Un niño con miedo obtendrá más atenciones de sus padres o ayudas para aliviar la tensión, lo que en el fondo sólo hará que se mantenga el miedo y que sea más difícil de eliminar.

Cada edad tiene sus miedos, que se podrían considerar “normales”, si no resultan paralizantes o se mantienen más de 4 semanas.

0 – 2 años todo lo que sea intenso o desconocido

Pérdida de equilibrio, sonidos fuertes, personas extrañas, separación de los padres, animales, oscuridad

2 – 4 años Catástrofes, tormentas, animales, daño físico, personas disfrazadas

4 – 6 años Separación de los padres, oscuridad, seres imaginarios (fantasmas, brujas, extraterrestres…)

6 – 9 años Daño físico, soledad, la escuela, hacer el ridículo

9 – 12 años Conflictos con los padres, enfermedades, accidentes, aspecto físico, relaciones sociales, muerte, rendimiento escolar: exámenes, suspensos

12 – 18 años Escuela, aspecto físico, muerte, Relaciones sociales y autoestima: rechazo de los compañeros, no saber qué decir o cómo expresarse, cómo comportarse, qué ponerse, cómo actuar.

En terapia se trabajará con los niños primero evaluando el grado de intensidad del miedo que percibe el niño. Seguidamente se pensarán en diferentes situaciones que provocan miedo y se ordenarán de menor a mayor para poder afrontarlos en este orden. Finalmente será muy útil elaborar alguna estrategia para afrontar la situación que da miedo y establecer unas pautas para realizar en casa.

Por ejemplo, una táctica puede ser que el niño juegue con las cosas que teme. En un caso de fobia a la oscuridad, se puede decir que el niño sea Aladdín y si es chica que sea Jasmine. Uno de los padres es el genio y los amigos o hermanos pueden ser sultanes. El juego trata de encontrar tesoros escondidos en sitios cada vez más oscuros y recónditos. El punto de partida puede ser un sitio iluminado como la alfombra mágica del salón. El niño irá en busca del tesoro de manera que cuando el niño siente miedo avisa al genio que viene a ayudar con una linterna. Si consigue encontrar el tesoro, es felicitado por todos, recibe una recompensa y una pieza para completar el puzle de Aladdín. Es una forma de acercarse poco a poco a lo que más teme y hacer que lo supere jugando.

Hay muchas otras formas de superar los miedos, puede ser con cuentos, asociando emociones positivas a la situación fóbica, usar el humor, adivinanzas, cantar, etc., hay que adaptarse a cada caso. En líneas generales para prevenir que los miedos vayan a más, es bueno favorecer la autonomía personal, cuidar el estilo educativo y fomentar las habilidades sociales.

Bibliografía:
Méndez Carrillo, F.X., (2013) Miedos y temores en la infancia. Madrid: Ediciones Pirámide

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Cristina Surroca

Tel. 93 552 66 34 | Psicóloga con más de diez años de experiencia en Altas Capacidades Intelectuales, Psicología Infanto-Juvenil y formación específica en Ansiedad y Depresión en Adultos.

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